Novelas, Reseñas

‘Un abril encantado’ de Elizabeth von Arnim

Abril lo quise dedicar a una lectura ambientada precisamente en ese mes: Un abril encantado de Elizabeth von Arnim. Si bien es cierto que me habían hablado regular de este libro, al leer la sinopsis y ver que se trataba de una «comedia de enredo, intriga y humor», me seguía llamando la atención, así que viendo que estaba en mi biblioteca de cabecera, me fui a por él.

Para aquellos que aprecian las glicinias y el sol. Se alquila pequeño castillo medieval italiano durante el mes de abril. Permanecen los sirvientes necesarios.

FICHA TÉCNICA

Título original: The Enchanted April
Autora: Elizabeth von Arnim
Traducción: Beatriz García Ríos
ISBN: 84-204-2786-1
Editorial: Alfaguara
Año de publicación original: 1922
Fecha de edición: Mayo 2000
Nº páginas: 336 páginas
Formato: Tapa blanda

Sinopsis: Un lugar encantador adonde acudirán cuatro mujeres inglesas, hartas y aburridas, escapando de la rutina. Allí, en primavera y en pleno Mediterráneo, hablan, viven y descubren los mejores matices de su sensibilidad, oculta por la monotonía cotidiana. Y todo empezará a cambiar, quizá para siempre.

COMENTARIO

'Enchanted April', adaptada por la BBC en 1991El planteamiento del libro, escrito en los años 20, me pareció interesante: cuatro mujeres inglesas, hartas de la monotonía, deciden concederse unas vacaciones sin hombres, enamoradas de un anuncio en el que se prometen glicinias y sol en un castillo medieval italiano. Me parece una trama que da para mucho y, realmente al inicio, parecía que se iban a aprovechar esas posibilidades. Las mujeres que se presentan son muy diferentes entre ellas, ya sea por edad o por clase; algunas son viudas y las otras casadas. Eso sí, ninguna tiene hijos, por unas circunstancias o por otras. No es algo que se destaque demasiado en el libro, pero me pareció curioso.

La iniciativa con la que comienzan el libro me encanta, es como un canto de «mujeres al poder»: las preparaciones, los engaños de alguna para poder irse sin el marido, las negociaciones entre ellas… lo bien que se apañan, en definitiva. Pero cuando llegan al castillo en cuestión el ritmo cambia considerablemente. El ajetreo de los primeros capítulos cesa: estábamos de vacaciones y a mí me costó pillar el nuevo ritmo en el que los días no parecían acabar nunca. Por no hablar de cuando a la primera semana ya empiezan a llegar los hombres, con lo que el plan inicial de las vacaciones se arruina completamente para mí (para ellas, es casi cuando empieza lo divertido).

Lady Caroline, Sra. Wilkins, Sra. Fisher y Sra. Arbuthnot

Sobre los personajes, hay uno que destaca sobre los demás, y es el de la señora Wilkins. Ella es la que ve el anuncio por primera vez y se plantea la posibilidad de ir con otras mujeres. Es la que toma la iniciativa y, aunque tenga un carácter tímido, hace lo que tiene que hacer para disfrutar de sus vacaciones, que puede permitirse gracias a unos ahorros que absurdamente guardaba a instancias de su marido sin saber bien para qué. La primera con la que decide compartir el viaje es la señora Arbuthnot, una mujer que ve el anuncio justo después y a la que la señora Wilkins parece leerle el pensamiento. Aunque en su caso no intenta desconectar de su monotonía, pues adora su trabajo en la caridad, el viaje le permitiría tomar cierta distancia respecto a su situación con su marido. Ambas podrían costearse todo el castillo, pero prefieren aumentar el grupo y ponen un anuncio, al que responden Lady Caroline, una joven viuda encantadora por fuera que sólo desea estar tranquila durante un tiempo sin que la adoren, y la señora Fisher, una viuda ya mayor a la que se le han ido muriendo todos sus amigos…

Cada una de las protagonistas tiene un aspecto que puede ridiculizarlas y hacerlas más humanas de cara al lector. Estas características proporcionan un sentido del humor sutil a la novela: la señora Wilkins y sus «lo veo»; la señora Arbuthnot y su devoción en contraste con la ocupación de su marido; Lady Caroline y su incapacidad de hacer desplantes que la gente entienda; la señora Fisher y las citas de sus antiguos amigos… Pero en realidad, todo tiene cierto aire dramático: la señora Wilkins necesita huir de su realidad para reencontrarse con su marido; la señora Arbuthnot intenta hacer frente a una situación muy delicada que ha afectado a su matrimonio; Lady Caroline debe aprender el valor de la amistad y el amor; la señora Fisher debe hacer frente a su soledad…

En este sentido, me parece importante destacar el uso del paisaje como terapia y promotor del cambio. Todas nuestras protagonistas y los futuros inquilinos se ven profundamente influidos por el castillo de San Salvatore y sus alrededores. Como ya he comentado, me sorprendió mucho el cambio de ritmo en el momento en el que llegan, porque no se dejaba de describir el estado de las flores y las plantas de la primavera italiana. Eran descripciones sublimes, pero llegaban en el momento en el que yo hubiera deseado más escenas de conversaciones entre las mujeres, en lugar de ver cómo cada una aspiraba a tener su espacio solitario.

Elizabeth von Arnim

La autora de esta particular novela es Elizabeth von Armin (1866-1941), una mujer que nació en Australia, se educó y trabajó en Reino Unido y murió en Estados Unidos habiendo escrito más de una veintena de libros. Su carrera literaria se inició con Elizabeth y su jardín alemán, publicada anónimamente en 1898 y editada hace un par de años en España por Lumen. Su nombre real fue Mary Annette Beauchamp y su prima, Kate Beauchamp fue la escritora Kate Mansfield. Se convirtió en la condesa de von Armin por su primer matrimonio.

VALORACIÓN · · · · · · · · · · 3/5 ★★★✰✰

Realmente se trata de una lectura sosegada en la que pensaba encontrar mujeres conversando entre ellas de igual a igual, aun siendo de diferentes clases, pero la gran parte del tiempo se lo pasan esquivándose y no es hasta que llegan los hombres cuando realmente parece que empiecen las vacaciones… Una vez más las expectativas me jugaron una mala pasada, pero en realidad recuerdo a los personajes con cierto cariño, sobre todo el optimismo de la señora Wilkins y las ganas de cerrarse en sí misma de Lady Caroline… Así que tampoco se trata de una lectura de la que me arrepienta. Está bien para pasar un rato agradable en San Salvatore.

Sonia López

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