Cosas mías, Resúmenes de lecturas

Resumen de lecturas de 2022 (I): Alcott, otras autoras y libros breves

¡Hola! No sé si queda alguien por aquí, y soy consciente de que este post llega tardísimo, pero no quería dejar este blog sin mi resumen de lecturas de todo un año. El 5 de enero de 2023 nació Diana, unos días antes de lo previsto, y entre eso, que mi portátil ya no responde como debería y que la app de WordPress (y la web en general) no me hacen ninguna gracia ya, he ido postergando el momento de repasar los libros y cómics que leí en 2022 y también los retos que conseguí y los que se quedaron a medias. Ahora, por fin, me he decidido a dejar constancia de todo esto por aquí, pero como voy escribiendo a ratos, y me enrollo más que las persianas, lo haré en varias partes. ;)


Redescubriendo a Louisa May Alcott 

Necesitaba releer Mujercitas con urgencia después de mi última experiencia con la novela, algo desencantada. Estaba segura de que la edición no ayudó nada, pero por suerte, @Eibi1982 llegó al rescate para recomendar la que es para mí la edición definitiva de la novela, con prólogo de Patti Smith, ensayos contextuales… Es la publicada por Lumen, seguramente no tan bonita como otras, pero sí mucho más completa. Con ella pude adentrarme mucho mejor en la historia de estas cuatro hermanas en su paso de la juventud a la edad adulta, con sus errores y sus aciertos. Y si le sumamos además la edición comentada en inglés, con múltiples referencias a la vida personal de la autora, podemos decir que más que una lectura hice una inmersión en el universo de Mujercitas.

Gracias al club de lecturas conjuntas cozy de @raquel.lectora, pasamos todo un año leyendo a Louisa May Alcott y pude conocerla todavía mejor. Primero continuamos con la saga que le dio la fama con Hombrecitos y Los muchachos de Jo, algo irregulares vistos en perspectiva. Se notaba que estaban hechos por encargo, pero también creo que le da un cierre a la saga que le da algo de justicia poética a lo que ella pretendía hacer con Mujercitas. Aunque solo sea por ver a la Jo del último libro como una versión de Alcott después del éxito de Mujercitas, ya me merece la pena. 

Después fuimos alternando sus novelas juveniles con sus libros más sensacionalistas publicados bajo pseudónimo y que podrían ser los equivalentes a los escritos de Jo cuando empieza a ganarse la vida como escritora. De los primeros, leí Cambios de humor, su primera novela, moralista pero interesante al plantear temas bastante serios a un público objetivo al que dudo que se le hablara de temas como el divorcio; La herencia. un relato encontrado póstumamente en el que se nota la juventud de la autora y el tipo de lecturas que podrían haberle influido, y Una chica anticuada, que me gustó muchísimo y que me hubiera encantado haber leído a los 14 años. Entre sus historias góticas leí Un susurro en la oscuridad, Un cuento de enfermera, La llave misteriosa y lo que abrió y Tras la máscara. En cada libro que leía me sorprendía algo nuevo. Creo que mi favorito sería el de Tras la máscara, pero es que las ediciones Delicatessen de DÉpoca son tan detalladas, que jugaba con ventaja.

Aunque cada libro venga de una editorial diferente y sea imposible tener una colección homogénea de Alcott, se agradece que cada vez haya más títulos donde elegir de la autora. Este año todavía estamos leyendo algunos títulos suyos más.


Conociendo autoras de nacionalidades diferentes 

Entre los diferentes propósitos que me hice el año pasado estaba el de seguir leyendo autoras. Aunque no especificaba si podía tratarse de nuevos descubrimientos o de plumas ya conocidas, estoy contenta de haber conseguido leer a voces tan diferentes y de distintos rincones del mundo. Desde luego, mi experiencia con la literatura contemporánea occidental, no ha sido la mejor, pero estoy igualmente orgullosa de haberlo intentado al menos. 

De Chile empecé con muchas ganas Mapocho, de Nona Fernández. La verdad es que tiene una narración muy envolvente y todavía recuerdo la contundencia de algunos de los episodios de esta novela que nos explica la complicada relación entre dos hermanos. Es un libro muy alegórico que nos tuvo al grupo de Empieza por leer Club literario muy enganchados a las teorías y a las interpretaciones, pero cuando se metía en temas escatológicos y crueldades a mi juicio innecesariamente detalladas, me perdió completamente como lectora. 

Quizá mi sensibilidad hizo que tampoco disfrutara demasiado de Casas vacías, de la autora mexicana Brenda Navarro. También me pareció un relato extremadamente cruel de la maternidad, y estando embarazada de unos meses y con un niño de la edad del que se habla en el libro, definitivamente no era el momento ideal para leerlo. Y algo parecido sentí también con El rey en la sombra, de Maaza Mengiste. En este caso, con el agravante de que me sentí estafada, pues creía que iba a leer una historia sobre mujeres guerreras en Etíope, en lucha contra el ejército de Mussolini, pero me volví a encontrar la misma historia de siempre de opresión masculina, dando igual de dónde viniera o dónde naciera el macho… 

Siendo también una historia llena de drama, conecté mucho más con la forma lírica de expresarse de la poetisa vietnamita Nguyễn Phan Quế Mai en El canto de las montañas. Narra también hechos terribles, en un repaso de la historia reciente de su país, con sus correspondientes guerras y ocupaciones, que cuenta también con ese componente de violencia ejercida contra las mujeres que parece que empaña todos los libros últimamente. Pero al menos estaba narrado todo de una forma mucho más amable, como si la autora nos quisiera consolar a nosotros mientras nos lo explica. 

Está claro, pues, que lo mío son las literaturas orientales y en 2022 tuve la suerte de leer por fin algunos títulos del sureste asiático a los que tenía muchas ganas. En primer lugar, Kim Ji-young, nacida en 1982, de Cho Nam-Joo, me pareció brutal. Con una narración aséptica total, con sus aportaciones de datos como si estuvieras hablando con una aplicación de estadística, deja patente tantas situaciones machistas, que una no puede abandonar el libro sin una sensación abrumadora al ver una al lado de otra, y de otra, y de otra, todas las injusticias cometidas sobre las mujeres de una generación, que también es la mía, en Corea del Sur. Las comparaciones son odiosas, pero inevitables, y cuando ves que algunas de las cosas que se explican en el libro, no hace tanto que aquí ocurrían también, llegan mucho más.

De Japón leí un par de novelas que también me gustaron mucho: La dependienta de Sayaka Murata tiene una protagonista muy rara, tanto que al principio pensé que era exagerado, pero a medida que me adentré en sus páginas me di cuenta de que el foco no debemos ponerlo en ella, sino en su alrededor, y ahí es donde el libro gana muchos puntos para mí. Por otro lado, disfruté mucho embarcándome en La gran travesía, de Shion Miura, en la que acompañamos a un equipo de una editorial que tiene la misión de crear un diccionario, un ambicioso proyecto del que nos acabaremos sintiendo parte.

En 2022 también hice una pequeña incursión a Oceanía para conocer a una de las autoras de Nueva Zelanda más conocidas mundialmente, que no es otra que Katherine Mansfield. Leí un par de relatos suyos editados por Nórdica, La fiesta en el jardín y La señorita Brill, y aunque al principio me estaba dejando algo fría, finalmente los disfruté muchísimo. 

Para terminar este bloque, nos vamos a Europa, donde conocí a otras dos autoras que me dejaron asombrada. La primera fue la polaca Zofia Nałkowska, con Frontera, un libro que me cedieron desde la editorial Báltica a través de Babelio y que me enamoró pese a su complejidad. El plazo de tener que leerlo en un mes para publicar la reseña a tiempo en esta red social no fue su mejor aliciente, y desde entonces no he pedido ningún libro más para quitarme esa presión de encima, pero recuerdo la lectura como una especie de Fortunata y Jacinta a la polaca, pero con mucha más variedad de miradas femeninas. La segunda autora fue la austríaca Irène Némirovsky, con El ball, de la colección Petits Plaers de Viena. Es muy breve como para contar mucho, pero me gustó cómo refleja esa relación tan tensa entre una madre y una hija. Tanto que comencé a leer también Suite francesa, aunque la dejé parada en la primera parte y espero retomarla en breve. 


Lecturas breves y/o ilustradas

Ya que he mencionado algunos libros breves, os hablaré hoy también de otras novelas cortas y relatos que leí en 2022, junto con algunos cuentos o libros ilustrados. Comencé el año volviendo a Carmen de Burgos con un librito de pequeño formato, ilustrado y editado por Uve Books, que se titula El hombre negro. Fue una delicia reencontrarme con su capacidad de crear personajes femeninos realistas, con sus carencias y su determinación para tomar las riendas de su vida. Esta premisa me recuerda a otra lectura que hice también este año, La mujer de terracota, de Zen Cho, publicada por Duermevela, también ilustrada. Aquí encontramos una descripción del Infierno chino que puede agobiarnos bastante, aunque con un planteamiento original que aúna tradición con inteligencia artificial…

Otra novela corta que leí en sus dos versiones publicadas por Reino de Cordelia es Encender una hoguera, de Jack London, que fue un préstamo de Tomás. Me gustó mucho, es de las lecturas que tengo más frescas del año, y eso que lo leí en febrero. También guardo un buen recuerdo de El vampiro, de Polidori. Sigo sin saber qué hay de verdad y de mito en eso de que lo escribió la misma noche en la que nació la criatura de Frankenstein de la mente de Mary Shelley, pero al menos eso cuenta la leyenda y me gusta creer que es así. También esta lectura se vio animada por haber visto no hacía demasiado el biopic de Mary Shelley protagonizado por Elle Fanning.

También ha habido tiempo para los cuentos. Por un lado, me reí muchísimo con las burradas de Roald Dahl en Cuentos en verso para niños perversos. Y por otro, me encantó descubrir una de las versiones del cuento de La Bella y bestia, escrita por Gabrielle-Suzanne Barbot de Villeneuve en la edición tan detallada y juguetona de Folioscopio y que me pareció que tenía bastante más chicha de lo que me esperaba. Y para libro-objeto, el libro de Alma Editorial que nos propone resolver acertijos de sus páginas a través de una serie de pistas visuales, que se titula Crímenes misteriosos. Me pareció que el nivel de dificultad era algo irregular, pero para leerlo una vez no está mal.

Entre mis libros ilustrados más preciados, está esta maravilla que me traje de la Feria del libro de Madrid, Más allá de Austen de Ana Cemborain y Cristina Blanco, con una maquetación y unos dibujos preciosos, que recorren la vida de 10 autoras (+2) entre las que se incluyen Alcott, Shelley, Austen, las Brontë, Montgomery… Vamos, que menos un par que todavía tenía pendientes, las idolatraba a todas. Lo malo de este tipo de lecturas a quienes nos gustan tanto estas escritoras es que seguramente no nos descubre demasiada información nueva. Pero es un libro que me quedaré siempre sí o sí: es bellísimo.

A finales de año, para cumplir premisas de varios retos, me adentré en el mundo de las brujas desde dos vertientes muy interesantes. Por un lado, leí los relatos de Esther Gili y Gemma Camblor Llamadlas brujas, con las ilustraciones impresionantes de la primera y la narración cálida de la segunda, por más que algunas de las historias nos lleven a presenciar actos tremendos. Me gustó especialmente la gran variedad de nacionalidades, etnias y géneros de los diferentes relatos. Y también leí por fin el recopilatorio de Alba Editorial de Cuentos de brujas de escritoras victorianas, que al final me decepcionó un poco, porque más de la mitad del libro es en realidad una recopilación de ensayos sobre la situación muy concreta de los delitos de brujería en diferentes puntos de Reino Unido. La verdad es que el tema es interesante y se aprende mucho, pero al final, incluso con la parte de los relatos, se me hizo algo repetitivo.

Y para terminar, en Navidades me leí un relato que obsequiaba la editorial Trotalibros con cualquier compra de su catálogo en los días navideños, protagonizado por uno de los personajes literarios más entrañables que conozco: Feliz Navidad, señor Chips, de James Hilton. No llega a la altura de su novela, Adiós, señor Chips (una de mis últimas reseñas completas en el blog), pero siempre es un placer reencontrarte con un viejo amigo.


Y hasta aquí dejo el primero de estos resúmenes, antes de empacharme demasiado… Espero poder seguir haciendo estos bloques lo que queda del verano, antes de que se me junte con el año que viene, jaja… 

Sonia López

7 comentarios en “Resumen de lecturas de 2022 (I): Alcott, otras autoras y libros breves”

  1. Pues has leído mucho. Enhorabuena por el nacimiento de tu hija. Y siempre tan bellas tus fotos de tus libros y cómo conoces y te importan las ediciones etc. Aquí seguimos leyéndote con gusto, y me quedo con tus recomendaciones. Un abrazo.

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    1. Hola Silvia! La verdad es que ni yo misma me creo que lea tanto en comparación con lo que leía antes, teniendo menos tiempo… Al final supongo que la lectura le quita tiempo a las películas y series que veía antes… Muchas gracias por seguir ahí! :D

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    1. Moltes gràcies, Anna! :) L’altra dia recordava la conversa que vam tenir sobre WordPress i Blogger, fa molts anys, i m’estic plantejant canviar-me, perquè no puc més amb tanta publicitat fins i tot dins d’un post, em sembla abusiu… A veure si trobo temps per fer la migració.

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      1. Ahaha! Doncs jo volia fer al revés, canviar de Blogger a WordPress: té més prestigi i és més professional. A la UOC ens obliguen a fer-lo servir per compartir treballs entre nosaltres (per això tinc perfil de WordPress ara).

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  2. De todo lo que has leído el único que conozco es el de La dependienta que lo leí hace un par de años en lectura conjunta. A mí me gustó mucho. Es otra forma de ver la vida que no sea la establecida por la sociedad. Es cierto que es muy rara para lo que es para todos lo normal, pero cada vez es más común esa forma de ser y pensamiento y en más de una cosa coincidía con ella. Una maravilla de libro para echar la tarde con una lectura diferente. 🥰

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